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La vida moderna...

Sobre las rayas...

Uno de las cosas que más se me echa en cara es que soy un poco rayado (bueno, sin el poco). Puede que si, pero para mi eso es lo normal, lo que todos tendrían que hacer. Me explico…

Supongo que a todos les asaltan preguntas del tipo: “¿Por qué yo?, ¿qué hay después de esto?, ¿qué será de nosotros?, ¿quiénes somos?, ¿de donde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿habrá que pagar peajes en el trayecto?, si seguro que a todos nos asaltan estas cuestiones, pero a mi siempre se me atragantaron.

No me creo un filósofo, me parece que suena un poco arrogante y yo la verdad…, tampoco doy para mucho. Además, como he dicho, creía que todo el mundo se planteaba las mismas preguntas, pero resulta que no. Lo que realmente se pregunta la mayoría son dudas del tipo: ¿llegaré a final de mes?, ¿voy al cine a ver Casi 300 o Las hermanas Bolena?, ¿me queda un buen culo con estos tejanos?, lo paradójico es que son felices los cabrones…

Hoy en día naces, vas al colegio y luego, estudias o no, pero seguro que después toca trabajar, te casas, te compras un piso y lo pagas durante 40 años. Después de pagarlo te jubilas, juegas a la petanca un tiempo y te mueres. El mundo funciona solo y dicen que lo hace bien. Así que lo único que nos queda es comprarnos un coche guapo, una tele de plasma que te cagas e ir a la moda. Un día el espíritu acaba por rebelarse y el resultado es que te sientes vacio como las calles del día 1 de enero.

Recibir un golpe emocional no es la condición necesaria para perder el sistema de referencias; hay personas que lo sufren ante la muerte de los padres, o un accidente de tráfico, o quedarte parapléjico montando en bici. Si eres lo suficientemente inestable, te bastara con un golpe emocional, y entonces te das cuenta de que tienes mucho trabajo contigo mismo.

¡Piensa! A todas horas, te cambiará la vida.

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