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La vida moderna...

Echar de menos

Hace algún tiempo alguien comento delante de mí sobre un tema personal: “Yo soy a si y así me tienen que aceptar. La persona que se imaginan que soy no existe, solo existo yo y lo tienen que aceptar”. Aquella frase me hizo pensar que muy a menudo son las cosas inexistentes las que más daño nos hacen…

La añoranza no la produce la ausencia de cosas, personas o lugares. Tendemos a proyectar esas cosas, esas personas o esos lugares en el futuro y aplicarles nuestros sueños o nuestras ilusiones. Al igual que los recuerdos son el pasado reinventado, el futuro también lo es y en él imaginamos cosas que pudieran haber sucedido y que no son reales.

Un ejemplo muy propio: Ahora (casi) todos echamos de menos los días de vacaciones, primero porque en el recuerdo tendemos a optimizar todas las situaciones, algo así como ver el lado bueno de todo. Ese recuerdo lo proyectamos al futuro y en él nos vernos felices sin trabajar y sufrimos o nos angustiamos o nos fastidia (depende la situación) no poder alcanzar ese objetivo. Pero ese objetivo no existe, nunca ha existido, solo existe en tu cabeza (y entre tú y yo, ese tampoco es un lugar muy fiable) y es una lástima estar angustiado por cosas que no existen…

Ayer viendo la serie Dexter (muy recomendable, la verdad) apareció una frase que tiene mucho que ver con esto; entre los personajes se comentaban lo mucho que echaban de menos a sus parejas después de una relación rota y una de ellas le decía: “No lo echas a él en falta, porque él ya no es real. Echas de menos como te sentías cuando estabas con él, y eso si era real”

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