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La vida moderna...

Bloqueo de escritor

¿Qué ha pasado? ¿Por qué de un tiempo a esta parte no aparece nada en este blog? ¿Qué ha pasado para que llevemos semanas sin entradas?

Bloqueo del escritor, se te queda la mente en blanco y no tienes nada que explicar, nada que decir, nada que contar…, nada que uno considere que vale la pena. Aunque están pasando muchas cosas y muchas de ellas valen la pena.

Este pantano se inauguro como una especie de “porque yo siendo tan bueno el mundo es tan malo conmigo”, aunque esto era una especie de regate la verdadera razón era para leerlo más tarde y reírme un rato de lo que pensaba. Este blog no era para vosotros, era para mí. Y este era el segundo regate.

Y ahora, me planteo si merece la pena seguir escribiendo…, la respuesta es sí. Porque estos meses no han llegado a quien debería haber llegado y sí a gente que nunca imagine que leyesen, lean o leerán estas líneas.

 

 

Short Love Story in Stop-Motion


A SHORT LOVE STORY IN STOP MOTION from Carlos Lascano on Vimeo.

Una animación para dejarnos embobados durante unos minutos...

Al inicio de todo, estaba el principio

"No debemos preocuparnos por el principio, ya que éste solo es el inicio de las cosas"

                                                                                                                               (Alberto y Mar Rivas)

100 motivos

Estas vacaciones escuche la canción de Sabina “Mas de cien mentiras”, en ella explica sus cien motivos para no cortarse de un tajo las venas. Me pregunte si yo sería capaza de enumerar otros 100 motivos.

Ahí va mi lista:

1.        Reír.

2.        Amar.

3.        Sentir…sentirse vivo. No pensar que se nos pasa la vida dormidos.

4.        Esforzarnos en superarnos a nosotros mismos.

5.        Abrazar a un amigo.

6.        Fracasar y poder aprender del fracaso.

7.        Enamorarte de una mirada.

8.        Tener cien proyectos en mente.

9.        Tener sueños.

10.     Ver que podemos ir alcanzando esos sueños.

11.     Ver amanecer en la playa.

12.     Una partida de mus con los amigos.

13.     Esforzarnos en ser mejores.

14.     Cumplir las promesas.

15.     Aprender de la gente.

16.     Darse un capricho (el que quieras).

17.     Disfrutar de una cerveza bien fría.

18.     Terminar lo que hemos empezado.

19.     Saber que aun tenemos mucho que aprender.

20.     Creer que por ahí hay alguien que me necesita.

21.     Afanarme en transcender.

22.     La expectativa de crecer.

23.     Seguir conociendo a gente. Nuevas perspectivas, nuevas situaciones, nuevas realidades…

24.     Aprender a saber perder.

25.     La luna llena en el horizonte justo cuando empieza a aparecer, y ver que es más grande de lo normal… y comprender que es un defecto de nuestro cerebro al calcular la perspectiva y entender que, si se nos puede engañar con algo tan simple, en que cosas estaremos totalmente a ciegas…

26.     Acertar con la fecha de cumpleaños de alguien.

27.      Ver ¡Qué bello es vivir! De nuevo el día de Navidad después de comer y dejarte llevar por ese cuento sobre lo mejor que hay en las personas…

28.     Disfrutar de los éxitos y aprender de los fracasos.

29.     Recordar el primer beso que distes.

30.     Pensar en cuando darás el próximo beso y a quien…

31.     Emborracharte alguna vez, intentando que sea en buena compañía.

32.     Aprender algo cada día. Aprender de todo, de todos. Mejorar.

33.     Hacer el amor.

34.     Ver que sí que existe gente generosa y altruista. Buena gente.

35.     Seguir hablando solo.

36.     Por estar siempre ahí, confundido pero dispuesto.

37.     Entender en una discusión que te has equivocado y hacerlo saber.

38.     Sentirte querido.

39.     Valorar los pequeños detalles de cada día.

40.     Oír de boca de alguien que eres la mejor persona que ha conocido… aunque no lo creas, pues seguramente es verdad.

41.     Notar el sol de invierno en tu cara, su calor, tan deseado en esos días cortos y fríos.

42.     Casarte solo por amor…, y tener el valor de no casarte si no hay amor.

43.     Ser fiel a uno mismo. Por no traicionarse.

44.     Pensar que la vida da 1000 vueltas…Si estas en las vueltas buenas disfrútalas e intenta no perder esa buena orbita. Si estas en las malas, saber que tienes otras 999 vueltas distintas y que muchas de esas serán buenas.

45.     Estar todo el día charlando.

46.     Estar cambiando a mejor, de forma de pensar, de actuar, de querer, de hablar, de vestir, de soñar…

47.     Estudiar… Estudiar música, poesía, arte, como interpretar un buen cuadro, historia, el cuerpo humano, medicina, las diversas culturas, tantas cosas…aunque nunca habrá tiempo para todas.

48.     Evitar en la medida de lo posible la mediocridad. Hacer las cosas bien, las grandes o pequeñas, pero hacerlas bien. Poner ilusión en todo lo que haces, incluso en las cosas más pequeñas.

49.     Despertar una mañana de domingo, cuando el sol entra por la ventana e ir desperezándose poco a poco…

50.     Pensar que la vida no se termina… hasta que se termina…y que hay tanto que hacer, por disfrutar hasta ese día…

51.     Leer. Disfrutar leyendo un buen libro, o dos, o doscientos, o dos mil…

52.     Pensar en la reversibilidad de las cosas.

53.     El olor de hierba mojada.

54.     Vivir en Prosperitat.

55.     Intentar hacer un poquito de arte con la cámara de fotos.

56.     Saborear un buen vino, una buena comida…con gente que te quiere.

57.     Intentar ajustar la cadena del placer (a mí se me atasca de vez en cuando).

58.     Hacer que en la vida todos los momentos sean especiales.

59.     Encontrar a alguien ingenioso.

60.     Improvisar.

61.     Ser fiel a uno mismo. No traicionarse, nunca.

62.     Pagar siempre los platos que rompemos.

63.     Trabajar en la postal de Navidad de este año para sorprender (o intentarlo) de nuevo.

64.     Sentir que estamos atacando varios frentes al mismo tiempo y que no hacemos pie en ninguno.

65.     Intentar cambiar las cosas que no te gustan de ti y saber que no viviremos lo suficiente para cambiarlo todo.

66.     Tumbarte de noche en un campo bajo un cielo estrellado...y quizá ver una estrella fugaz…y desear que se cumpla tu sueño.

67.     Aprender otros idiomas, otras formas de comunicación.

68.     Tener razón, la satisfacción de acertar.

69.     Quererte más que nada en este mundo. Lo necesitarás para querer a otros.

70.     Pensar que algún día serás padre.

71.     Sumergirte en las aguas de una piscina, un rio, de un lago, de un mar…o de tu bañera (aunque yo no tengo bañera).

72.     Sentir algo tan intenso (una canción, una escena de una película) que se te ponga la carne de gallina.

73.     Ver esa emoción en los ojos de un niño cuando pasan los Reyes Magos en la cabalgata. Todos nos lo creímos durante un tiempo, ¿verdad?

74.     Esperar el próximo disco de Quique González, de Deluxe, de Antonio Vega, de tantos…

75.     Ser Zapatilla.

76.     Ser feliz siendo tu mismo y no los que los demás quieran que seas. Imprescindible.

77.     Escribir un día algo.

78.     Por vivir la vida moderna.

79.     Esperar fin de año para hacer balance antes de cenar de los últimos 12 meses con tus amigos.

80.     Sentirte tranquilo contigo mismo cada día que pasa. Esto solo es posible diciendo siempre lo que sientes y piensas, sea o no del agrado de los demás. La sinceridad proporciona tranquilidad interior, otra razón para vivir a gusto casa día.

81.     Ver a tus amigos crecer, hacerse mayores contigo.

82.     Volver a vivir el gol de Coro contra la Real Sociedad que nos salvó en el último suspiro de bajar a segunda.

83.     Que alguien te diga que eres su amigo.

84.     Hacer reír a alguien. Pero reírse de verdad… y no de nadie, sino de lo que estas explicando, de cómo lo estas explicando.

85.     La sensación de que por muy bien que estés de vacaciones en otro lugar, siempre echas de menos tu hogar, tus amigos, tu gente…

86.     Acostarte pensando que el día siguiente será aun mejor.

87.     San Xibeco, la liga de mus,… todos los proyectos que han nacido contigo o que has ido desarrollando y que pasan a ser de todos.

88.     La suerte de haber  conocido a la mayoría de mis amigos, ellos han hecho que mejorara un millón de aspectos de mi.

89.     Disfrutar de la soledad en tu sofá viendo una película, con el móvil en silencio, sin luz y comiendo algo de helado.

90.     Poner tu corazón a 180 pulsaciones para que se dé cuenta que estás vivo.

91.     Recibir en tu móvil ese mensaje de alguien especial. Especial para ti.

92.     Sorprender a los demás con una frase, un gesto, una anécdota, una habilidad…

93.     Disfrutar con todo lo que hacemos. Sastre decía: "La felicidad no es hacer lo que uno quiere, es querer lo que uno hace".

94.     Intentar sacar más de dos acordes a una guitarra.

95.     Volver a ver esa película que tanto te emociona. Y llevar a alguien para que la vea contigo.

96.     Encontrar a alguien que nos emparche un poco y que nos limpie la cabeza, que ponga chinchetas en nuestros zapatos para recordar que caminamos y que cuelguen nuestra mente de una soga hasta que se seque de problemas.

97.     Recordar ese penalti que paraste en el patio y salvó al equipo de tu clase.

98.     Pensar que TÚ estás leyendo ahora esta frase. Que hayas llegado leyendo hasta aquí...

99.     Saber que estas 100 razones se me ocurren a mí, pero para mucha gente habrá otros cientos de razones para vivir que, seguramente, también lo serán para mí.

100.   La última os la dejo a cada uno de vosotros.

La experiencia

“La experiencia es lo que conseguimos cuando no logramos lo que queremos”

                                                                                                                                             Randy Pausch  

 

http://video.google.com/videoplay?docid=3047771997186190855&ei=KFPOSPX1L42uiAKKnvDDAg&q=subtitulos+randy&emb=1

Una de filosofía

Un profesor de filosofía llego a una clase con un recipiente de vidrio y sin decir nada comenzó a llenarlo de pelotas de golf. Después pregunto a sus alumnos si el recipiente estaba lleno y todos estuvieron de acuerdo en decir que sí. Entonces el profesor cogió una caja de perdigones y la vació en el recipiente; estos llenaron los huecos vacios que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar si el recipiente estaba ahora lleno, y los alumnos volvieron a contestar que sí. El profesor cogió una caja con arena y la vacio dentro del recipiente y volvió a preguntar si estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime. El profesor rápidamente saco dos cafes cervezas y las añadió a bote llenando todos los espacios entre la arena. Los estudiantes rieron.

Cuando las risas fueron cesando el profesor les dijo:

“Quiero que ods fijéis en este recipiente porque él representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, la salud, los amigos, el amor,… son las cosas que te apasionan. Son cosas que aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedase, nuestras vidas continuarían estando llenas. Los perdigones son otras cosas que nos importa como el trabajo, la casa, el coche…; la arena es el resto de cosas pequeñas.

Si primero pusiéramos arena en el bote no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Prestad atención a las cosas que son cruciales para vuestra felicidad. Salid con vuestra pareja, jugad con vuestros hijos, concederos tiempo para vosotros, practicad deporte, disfrutad de nuestras aficiones. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa o reparar la llave de paso del agua. Ocuparos primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente importan. Establece tus prioridades, el resto es solo arena”

Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaba las cervezas. El profesor sonrío y le dijo:

“El café es para demostrar que aunque la vida te parezca llena, siempre hay lugar para dos tazas de café con un amigo”

Echar de menos

Hace algún tiempo alguien comento delante de mí sobre un tema personal: “Yo soy a si y así me tienen que aceptar. La persona que se imaginan que soy no existe, solo existo yo y lo tienen que aceptar”. Aquella frase me hizo pensar que muy a menudo son las cosas inexistentes las que más daño nos hacen…

La añoranza no la produce la ausencia de cosas, personas o lugares. Tendemos a proyectar esas cosas, esas personas o esos lugares en el futuro y aplicarles nuestros sueños o nuestras ilusiones. Al igual que los recuerdos son el pasado reinventado, el futuro también lo es y en él imaginamos cosas que pudieran haber sucedido y que no son reales.

Un ejemplo muy propio: Ahora (casi) todos echamos de menos los días de vacaciones, primero porque en el recuerdo tendemos a optimizar todas las situaciones, algo así como ver el lado bueno de todo. Ese recuerdo lo proyectamos al futuro y en él nos vernos felices sin trabajar y sufrimos o nos angustiamos o nos fastidia (depende la situación) no poder alcanzar ese objetivo. Pero ese objetivo no existe, nunca ha existido, solo existe en tu cabeza (y entre tú y yo, ese tampoco es un lugar muy fiable) y es una lástima estar angustiado por cosas que no existen…

Ayer viendo la serie Dexter (muy recomendable, la verdad) apareció una frase que tiene mucho que ver con esto; entre los personajes se comentaban lo mucho que echaban de menos a sus parejas después de una relación rota y una de ellas le decía: “No lo echas a él en falta, porque él ya no es real. Echas de menos como te sentías cuando estabas con él, y eso si era real”

Juguetes rotos

Juguetes rotos

Siempre me estoy planteando que me pasa. Si soy normal o no, sobretodo, porque a veces me siento desenchufado del mundo. Me pregunto qué pasa, qué es lo que no funciona. Me planteo si estoy roto.

Alrededor mío todo es felicidad y bienestar, no hay problemas. Todo va como la seda. El mundo funciona y lo hace de maravilla y yo, extrañado me preguntaba qué es lo que no funciona dentro de mí. Parece que todo el mundo es cada día más feliz, yo, en cambio, me voy ahogando en una vida cada día más gris. Empiezo a pensar que soy gilipollas.

No sé si os ha pasado que creéis que vais por el buen camino y de pronto aparecen un montón de gente que va en contra dirección. Te paras consultas el plano y te aseguras de que tú vas bien, reanudas el camino para volver a encontrarte más gente en dirección contraria. Pues eso, que un montón de veces lo he mandado todo a la mierda convencido de que la había cagado.

Llevo casi 31 años viviendo dentro de mí. Durante ese tiempo he observado que ocurría fuera y dentro. Yo creía que era un pobre desgraciado por arrastrar un par de complejos y un miedo al mundo  y ahora me doy cuenta que mis complejos y miedos son tan poco importantes que no tengo problemas en ponerlos sobre la mesa. Otros silencian sus miedos y complejos, y la mayoría ni siquiera son conscientes de que los tengan.

Empiezo a comprender que no todo es lo que se ve y que hay mucha mierda detrás de muchas sonrisas y vidas felices. Yo no estoy roto. Esta roto casi todo lo demás.

100 Cosas sobre mí que puede que te interese saber

1.        Mi verdadero nombre es Luis

2.        Me llaman de muchas formas: Luis, Lluís, Luiso, etc…

3.        Estoy distraído todo el día.

4.        Nací el 20 de Octubre de 1977.

5.        Por lo tanto soy Libra, aunque no creo que sea muy importante.

6.        Soy el mayor de 3 hermanos, por debajo una hermana y al final un hermano.

7.        Mi jefe es más joven que yo.

8.        Vivo desde hace unos meses solo.

9.        Fui un buen estudiante hasta acabar EGB.

10.      Repetí 2 veces COU.

11.      Soy nefasto con el dibujo y era bueno con los comentarios de texto.

12.      Me lo pase muy bien estudiando Filosofía en COU.

13.      La aprobé con un notable.

14.      Tomar las riendas de mi vida es la mejor decisión que voy a tomar en mi vida.

15.      No sé cuál es mi puesto de trabajo algo de Control de Procesos, suena bien, pero no sirve para mucho (tampoco para cobrar mucho).

16.      Me gusta estar solo, pero no me gusta sentirme solo.

17.      Siempre creí que no sentir era lo mejor para no sufrir, ahora siento que me he equivocado…

18.      Soy muy inseguro, o era, no lo sé (jajaja).

19.      No me gustan las películas de miedo

20.      Soy diestro.

21.      Llevo gafas desde los 16 años, aunque nunca me las pongo.

22.      Siempre tengo dilemas sobre si me corto el pelo o no.

23.      No me gusta que me lo tomen (el pelo).

24.      No me gustan mi aspecto, no me reconozco y a veces eso es un problema.

25.      Me gusta escribir pero me da miedo ponerme a ello

26.      Siempre creí que triunfaría en la vida. Ya no creo en el éxito, solo en el fracaso. No soy lo que esperaba de pequeño, pero si lo pienso no estoy tan alejado de ello…

27.      Siempre lo dejo todo para el último momento....funciono mejor bajo presión.

28.      Soy adicto al azúcar, peor, soy un yonqui del azúcar. Lo estoy intentando dejar…

29.      No me gustan las judías verdes.

30.      Casi nunca bebo coca-cola, debo ser de los pocos en el mundo.

31.      Viviría a base de cervezas y cafés.

32.      Me gusta la carne muy hecha.

33.      Me encantan los faros y los cabos, y más los cabos con un faro.

34.      No tengo sobrinos.

35.      Cada vez que echan por la tele Regreso al Futuro la veo.

36.      Hace años que no voy al cine.

37.      Mi película preferida es “El Imperio Contraataca”

38.      Siempre me estoy leyendo más de un libro al mismo tiempo.

39.      Este año me propuse leer 50 libros, después de 2 meses de pajareo me puse a ello, estamos a finales de julio y llevo unos 10, creo que no es un mal promedio.

40.      No tengo ningún escritor favorito, pero me gusta leer cualquier cosa que me recomiende un amigo.

41.      Mi cantante favorito es Quique González

42.      En general me gusta toda la música.

43.      Me gustaría mantener a los amigos que tengo.

44.      Me molesta haber perdido algunos y no haber hecho nada por evitarlo.

45.      Nunca he estado en Paris, ni en Londres, ni en Nueva York...

46.      Argentina es una de mis asignaturas pendientes.

47.      Intento no ver mucho la televisión.

48.      No soporto las personas que están todo el día de mal humor, todo tiene su momento.

49.      Series como Perdidos, Héroes, Dexter, etc.… son las que me tienen sorbido el seso.

50.      Vivo en Barcelona.

51.      Siempre tengo las manos calientes.

52.      Creo en mi buen sentido de la orientación.

53.      Una virtud que valoro en mi es la capacidad de racionalizar cualquier situación (a veces es un defecto)

54.      Y uno de mis mayores defectos es la inconstancia en todo y cuando digo en todo es en todo (vida personal, laboral, académica, social…)

55.      He descubierto que me gusta cocinar.

56.      Me gusta el dulce.

57.      A veces la vida es como un jardín vallado con alambres de espino del que no puedes escapar, lo sé porque he pasado mucho tiempo allí.

58.      Me gusta aprender, cuando pierda la curiosidad es que algo me ha pasado

59.      Suelo tener bastante paciencia....hasta que se me termina.

60.      Mis compañeros de trabajo son especialistas en conseguir que se me termine.

61.      No soy nada fotogénico, bueno la verdad es que no me considero nada atractivo.

62.      Noto que me hago mayor, sobretodo, en lo cascarrabias que me estoy volviendo.

63.      Cada año me planteo una lista de propósitos para el año, que casi nunca cumplo.

64.      Este año me propuse dos para el 31 de Diciembre, aún queda tiempo…

65.      No me gusta hablar por teléfono, pero no puedo vivir sin mi móvil.

66.      Hasta que no me deje el pelo un poco largo no supe que tenía el pelo rizado.

67.      Pienso demasiado.

68.      Me muerdo las uñas desde que tengo dientes y uñas, intente dejar de hacerlo por una apuesta, no lo conseguí.

69.      Después de morirme quiero que me incineren.

70.      No fumo, bebo, pero no mucho; a veces me emborracho, y no tomo drogas aunque si lo hiciera seguro que me drogaría muchísimo.

71.      Me encanta la cerveza bien fresquita.

72.      Colecciono mecheros. He perdido la cuenta de los que tengo.

73.      Me gusta las camisas, pero no me gusta plancharlas.

74.      Me gustan las gafas de pasta oscuras, pero cuando me las pongo me parezco demasiado a alguien a quien no me quiero parecer.

75.      Mis relaciones con los demás siempre han ido bien, creo no tener enemigos.

76.      A los 19 años me enamoré de quien no debía. Fue mi primer gran desengaño.

77.      Digo más por lo que callo que por lo que digo (y hablo mucho)

78.      No creo que los hombres y las mujeres puedan ser sólo amigos, aunque a veces pasa.

79.      Creo que soy el mejor jugador de mus del mundo, pero eso lo creemos todos de uno mismo.

80.      Me cuesta mucho que me haga reír una película.

81.      No entiendo nada de moda.

82.      Me gusta hablar y sentirme escuchado, sobre todo si explico cosas graciosas y la gente ríe. A lo peor tengo alma de monologuista.

83.      De pequeño era católico, apostólico y romano por inercia....ahora soy ateo.

84.      Me cuesta horrores levantarme por las mañanas.

85.      Soy cafeinómano, pero lo quiero dejar.

86.      Soy adicto a internet, no puedo dejar de consultar páginas y páginas, por supuesto la mayoría no son porno.

87.      Me encantan las conversaciones de madrugada con una cerveza y disertando sobre la vida propia...y la de los demás.

88.      Lo mejor que me han dicho nunca es que soy una persona "elocuente y con recursos" (¡venga ya! No tienen ni idea)

89.      Lloro viendo “Que bello es vivir”, pero me da vergüenza...

90.      Nunca he llorado por un libro.

91.      Los domingos me ponen triste.

92.      El mes de Diciembre es como un Domingo muy, muy largo.

93.      Me gusta la gente que expone sus ideas con claridad y orden.

94.      Cada vez se me olvidan más las cosas.

95.      Me gusta la filosofía por poder encontrar una explicación al mundo real. Al final el sentido de la vida solo es ser feliz, lo que seguro que no te da la felicidad es un coche bonito, una tele grande y unas vacaciones en el Caribe. Ser feliz se consigue cada día con el cada día.

96.      Me gusta el olor a hierba recién cortada y a tierra húmeda cuando empieza a llover.

97.      Cuando llego a casa lo primero que hago es quitarme los zapatos, aunque vaya a salir después.

98.      Soy la persona que menos soporta el dolor del mundo.

99.      Desde hace un tiempo me he convencido de que siempre tenemos la posibilidad de enviarlo todo A TOMAR POR EL CULO, (esa posibilidad es el talismán que siempre llevo en el bolsillo).

100.   Hace tiempo que llegué a la conclusión de que todo lo hacemos muy complicado.

 

Groucho Marx

"Bebo para hacer interesantes a las demás personas". Esta es una de las frases celebres que quedaron  del gran Groucho Marx y tiene razón. Cuando uno bebe todo se embellece a la vista, incluso las personas…Lo que el bueno de Groucho no considero es que alguien pudiera hacerse mas interesante a los demás cuando esta con una torta como un piano que cuando esta con 0,0 gramos de alcohol por litro en sangre. Si alguna vez considero esto, nunca lo escribió. Si alguna vez lo comentó, solo la otra frase fue considerada como ingeniosa para pasar a la historia de las citas celebres.

Tal vez yo sea uno de esos individuos que parecen más interesantes cuando voy con tres cervezas de más.

La frase “Tú sabrás, tú mismo, haz lo que quieras” tiene dos sentidos totalmente diferentes si la pronuncia tu padre o tu novia. Son estas interpretaciones las que hacen que la vida sea tan complicada.

Tal vez yo sea uno de esos individuos que parecen más interesantes cuando no puedo pronunciar frigorífico sin el riesgo de morderme la lengua.

Libertad

Libertad

"Ve a trabajar, envía a tus niños a la escuela, sigue la moda, compórtate normalmente, camina por la acera, mira la tele, ahorra para cuando seas viejo, obedece la Ley y repite conmigo: soy libre."

La vergüenza

La vergüenza

Lo prometido es deuda

Se acaba una relación. Se acaba una relación y te mueres de adiós. Se acaba una relación, te mueres de adiós, y entre tanto descalabro, acabas olvidando tu remolque de promesas rotas. Ese remolque que, impulsado por la pasión inicial y el romanticismo más optimista, jamás perdió la velocidad de crucero. Tú te paras, te apeas, provocas baja emocional, pero tarde o temprano ese remolque vendrá a por ti, atropellándote con toda su inercia, mala hostia y celeridad.

Y si en algún momento te falla la memoria, no te preocupes. Padres, suegros, hijos, amigos y familiares varios están ahí para darle un último impulso al remolque justo en el instante del impacto, y recordarte los planes que teníais, lo mucho que la querías, lo mucho que la quisiste, lo mucho que aún deberías estar queriéndola si de verdad fueses cumplidor y no este hatillo de decepciones en el que con los años te nos estás convirtiendo.

Las promesas. Las promesas duelen siempre a destiempo. Serían el equivalente a criar un tigre de Bengala. Sabes que al principio es monísimo, tierno, encantador, pero que algún día, sí o sí te arrancará un brazo, una pierna, o cualquier otra extremidad. Y así andamos, cada vez más cojos, más mancos o lo que es peor, con menos extremos que arrancar.

Llega un momento en el que ya no te crees nada de lo que te dices. Es cuando te das cuenta de que con los años, a toda promesa le ha salido un matiz. Te querré hasta fin de año, tendremos un hijo para cada uno, se llamarán como tu cartero y mi estilista, viviremos en casa de tus padres, cuando se mueran los dos.

Prometer es mentirle al destino. Prometer es perder por adelantado. Hipotecar lo inexorable. Prorratear lo inexpugnable. Autojoderse en diferido.

Aunque claro, parece que prometerse cosas acaba siendo necesario para avanzar. Con uno mismo y con los demás. Porque actúa como timón de las relaciones sentimentales: marca el rumbo a seguir, pero ni de coña te esperes que sople viento sobre las velas.

Pero es que si no prometes nada, tarde o temprano te enfrentarás a la pregunta a la que se enfrentan los que cometen la desfachatez de vivir al día, de disfrutar el momento, de habitar sola y únicamente en el presente. Cariño, ¿hacia dónde va lo nuestro?.

Yo cada día me siento más orgulloso de mis dudas. Las únicas que, con el tiempo, acaban siempre confirmándose. Las únicas que, con los años, jamás me van a traicionar.

Para subir el ego...

"Recuerda que la mitad de la gente que conoces está por debajo de la media"

Hoy dia de Sant Jordi, un cuento

Feliz diada de Sant Jordi.

Aprovecharemos el día de hoy, día del libro y fecha marcada en Cataluña, para regalaros un relato y os lo muestro para que descubráis cual es el mejor cuento que he leído en mi vida. Su autor es Ray Bradbury y pertenece a un libreto que cayó en mis manos hace demasiados años.

Espero que os guste.

 

"Un cielo a mi medida arrojado sobre el lago Michigan; sobre la arena amarilla, algunos críos gritones botando pelotas; una o dos gaviotas, una madre criticona y yo huyendo de una ola y encontrando este mundo nublado y húmedo.

Subí corriendo por la playa.

Mamá me frotó con una esponjosa toalla.

-Quédate aquí y sécate -dijo.

Me quedé allí y observé cómo el sol evaporaba las gotas de agua de mis brazos. Las sustituí por carne de gallina.

-Hace viento -dijo mamá-. Ponte el suéter.

-Espera que vea mi carne de gallina -dije.

-Harold -dijo mamá.

Me embutí en el suéter y contemplé alzarse y caer las olas sobre la playa. Pero no desmañadamente, sino adrede, con una especie de verde elegancia. Ni siquiera un hombre borracho podría derrumbarse con la misma elegancia que aquellas olas.

Eran los últimos días de septiembre, cuando las olas se vuelven tristes sin ninguna razón. Con sólo seis personas en ella, la playa aparecía demasiado larga y solitaria. Los críos habían dejado de botar la pelota Porque también el viento los ponía tristes, silbando como silbaba, y permanecían sentados, sintiendo avanzar el otoño por la larga playa.

Todos los puestos de perritos calientes estaban cerrados con maderas doradas, clausurando los olores a mostaza, a cebolla y a carne, del largo y alegre verano. Era como clavetear el verano dentro de una hilera de féretros. Uno tras otro, los puestos bajaron sus toldos, cerraron con candados sus puertas, y el viento llegó y barrió la arena, borrando las millones de huellas de pisadas de julio y agosto. Así era en septiembre, no quedaba nada más que la señal de mis zapatillas de tenis, de goma, y los pies de Donald y Delaus Schabold y su padre bajaron por la curva del agua.

Cortinas de arena soplaban sobre las aceras, y el tiovivo estaba tapado con lonas, con todos los caballos paralizados entre el cielo y la tierra en sus barras de latón, mostrando los dientes, galopando. Con sólo la música del viento deslizándose a través de la lona.

Yo estaba allí. Todos los demás estaban en la escuela. Yo no. Mañana estaría de camino hacia el oeste, atravesando en un tren los Estados Unidos. Mamá y yo habíamos llegado a la playa para pasar un último y breve momento.

Había algo en la soledad que me hizo desear alejarme.

-Mamá, quiero correr por la playa.

-De acuerdo, pero date prisa en volver, y no te acerques al agua.

Corrí. La arena giraba bajo mis pasos y el viento me levantaba. Ya se sabe cómo es eso al correr, los brazos extendidos mientras se siente como velas entre los dedos, causadas por el viento. Como alas.

Mamá apartada en la distancia, sentada. Pronto no fue más que una mota oscura y yo me encontraba completamente solo. Permanecer solo es una novedad para un niño de doce años. Está acostumbrado a verse siempre rodeado de gente. El único modo de estar solo está en su mente. Por eso es que los niños se imaginan cosas tan fantásticas. Hay tantas personas a su alrededor, diciéndoles lo que tienen que hacer y cómo, que los niños tienen necesidad de escaparse a correr por aunque sólo sea en su mente, para encontrarse en su propio mundo con sus propios valores diminutos.

De manera que yo estaba realmente solo.

Me metí en el agua y sentí el frío en el vientre. Antes, con la multitud, no me había atrevido a mirar. Pero ahora... un hombre serrado por la mitad. Un mago. El agua es así. Se siente como si uno estuviera serrado por la mitad, y que una parte se disuelve como si fuera azúcar. Agua fría, y de vez en cuando una ola que rompe elegantemente, con una ostentación de encajes.

Pronuncié su nombre. La llamé una docena de veces:

-¡Tally! ¡Tally! ¡Oh, Tally!

Es curioso, pero uno espera respuestas a sus llamadas cuando es joven. Uno siente que lo que piensa tiene que ser real. Y, a veces, quizá eso no es tan erróneo. Pensé en Tally, nadando en el agua en el pasado mayo, con sus trenzas colgando, rubia. Se fue riéndose, y el sol caía sobre sus pequeños hombros de doce años. Pensé en el agua que permanecía quieta, en el salvavidas saltando al agua, en la madre de Tally gritando, y en que Tally nunca salió...

-El salvavidas intentó convencer a Tally de que saliera, pero no salió. El salvavidas regresó con sólo hebras de entre sus grandes dedos huesudos, y Tally desapareció. Ya no se sentaría más frente a mí en la escuela, ni perseguiría la pelota en las losas de la calle las noches de verano. Se había internado demasiado y el lago no le permitiría regresar.

Y ahora, en el solitario otoño, cuando el cielo era enorme y el agua era enorme y la playa tan larga, yo había bajado por última vez, solo.

Grité su nombre una y otra vez.

-¡Tally! ¡Oh, Tally!

El viento soplaba suavemente en mis oídos, como sopla en la boca de las conchas marinas, haciéndoles murmurar. El agua subió y se abrazó a mi pecho y luego a mis rodillas, y subió y bajó, absorbiendo la arena bajo mis talones.

-¡Tally! ¡Oh, Tally, vuelve!

Yo sólo tenía doce años. Pero sabía lo mucho que amaba a Tally. Era ese amor anterior a todo significado del cuerpo y de la moral. Era ese amor que estaba hecho de todos los días calurosos pasados en la playa y de los tranquilos días en la escuela. Todos los largos días de otoño de los pasados años, cuando yo le llevaba los libros a casa desde la escuela.

-¡Tally!

Grité su nombre por última vez. Tirité. Sentí el agua en la cara y no supe cómo había llegado allí. Las olas no habían subido a esa altura.

Volviéndome, me retiré a la arena y me quedé allí durante media hora, esperando un destello, una señal, un pequeño indicio que me recordara a Tally. Luego, como una especie de símbolo, me arrodillé e hice un castillo de arena, hermoso y alto, como los que Tally y yo habíamos hecho tantas veces. Pero esta vez sólo hice la mitad. Luego me levanté.

-Tally, si me oyes, ven y haz tú lo que falta.

Empecé a caminar hacia la lejana mota que era mamá. El agua avanzó en círculos sucesivos y se mezcló con la arena del castillo, desmoronándolo poco a poco en la uniformidad original.

No pude evitar pensar que no hay castillos que uno edifique en la vida que alguna ola no desmorone.

Subí silenciosamente por la playa.

Un tiovivo, a lo lejos, cascabeleaba débilmente, pero era sólo el viento.

Salí en el tren al día siguiente.

Atravesamos los campos de trigo de Illinois. El tren tiene escasa memoria. Pronto lo deja todo atrás. Olvida los ríos de la niñez, los puentes, los lagos, los valles, las casas de campo, los dolores y alegrías. Los va esparciendo detrás y se hunden en el horizonte.

Mis huesos se alargaron y se cubrieron de carne; mi mente se cambió en otra más vieja; me despojé de lo que ya no era apropiado; cambié la escuela primaria por el instituto, y los libros del colegio por los libros de Derecho. Y entonces hubo una joven en Sacramento y hubo palabras y besos.

Continué con mis estudios de Derecho. Tenía a la sazón veintidós años y casi había olvidado cómo era el Este.

Margaret sugirió que nuestro aplazado viaje de luna de miel fuera en esa dirección.

El tren actúa en dos sentidos, como la memoria. Devuelve rápidamente todas aquellas cosas que uno dejó atrás hace muchos años.

Lake Bluff, una ciudad de diez mil habitantes, surgió perfilada contra el cielo. Margaret estaba encantadora con su precioso vestido nuevo. Se dedicó a observarme al tiempo que yo miraba mi viejo mundo. Sus fuertes y blancas manos sujetaron las mías mientras el tren se deslizaba en la estación de Bluff y sacaban nuestro equipaje.

¡Hay que ver lo que cambian los años los rostros y cuerpos de las personas! Cuando paseamos por la ciudad, cogidos del brazo, no reconocí a nadie. Había rostros que traían recuerdos. Recuerdos de excursiones por barrancos. Rostros con pequeñas risas, procedentes de escuelas primarias ya cerradas, y columpiándose en balancines, y subiendo y bajando en subibajas. Pero no hablé. Me limité a pasear y mirar y llenarme de aquellos recuerdos, como hojas amontonadas en otoño para ser quemadas.

Pasamos allí días felices. Dos semanas en total, volviendo a visitar juntos todos los lugares. Pensé que amaba mucho a Margaret. Por lo menos pensé que la amaba.

Era uno de los últimos días y habíamos bajado a pasear por la costa. El año no estaba tan avanzado como aquel de hacía muchos años, pero en la playa se advertían las primeras señales de abandono. La gente se dispersaba, varios de los puestos de perritos calientes habían cerrado y el viento, como siempre, zumbaba.

Casi vi a mamá sentada en la arena tal como solía sentarse. De nuevo tenía el sentimiento de querer estar solo. Pero no podía decidirme a decírselo a Margaret. Me limité a cogerme a ella y esperé.

Era tarde. La mayor parte de los niños se había ido a casa, Y sólo unos pocos hombres y mujeres permanecían tomando el sol, acariciados por el viento.

La barca del salvavidas subió a la orilla. El salvavidas salió de ella con algo en los brazos.

Me estremecí. Contuve la respiración y me sentí pequeño, sólo con doce años, muy pequeño, muy infinitesimal. y asustado. El viento aullaba. No veía a Margaret. Sólo podía ver la playa, al salvavidas emergiendo lentamente de su barca con un saco gris en las manos, no muy pesado, y su cara, casi tan gris y arrugada.

-Quédate aquí, Margaret -dije, sin saber por qué lo decía.

-Pero ¿por qué?

-Quédate aquí, eso es todo...

Bajé lentamente por la arena hacia donde estaba el salvavidas. El hombre me miró.

-¿Qué es eso? -le pregunté.

El salvavidas se quedó mirándome durante un largo rato, sin poder hablar. Dejó el saco gris en la arena -el agua murmuró a su alrededor- y retrocedió.

-¿Qué es? -insistí.

-Está muerta -dijo el salvavidas tranquilamente.

Esperé.

-Raro -dijo él en voz baja-. La cosa más rara que he visto jamás. Lleva muerta... mucho tiempo.

Repetí sus palabras.

-¿Mucho tiempo?

-Diez años, diría yo-. Este año no se ha ahogado ningún niño. Desde 1933 se han ahogado aquí doce niños, pero recuperamos los cuerpos de todos ellos a las pocas horas. De todos menos de uno, que yo recuerde. Este cuerpo, que debe de llevar diez años en el agua. No es... agradable.

-Abra el saco -dije, sin saber por qué.

El viento era más fuere. El salvavidas toqueteó el saco torpemente.

-Me parece que es una niña pequeña, porque todavía lleva trenzas. No hay mucho más que decir.

-¡Vamos, ábralo! -grité.

-Es mejor que no lo haga -dijo, y quizá vio el aspecto de mi rostro-. Era una niña pequeña...

Abrió el saco lo justo.

La playa estaba desierta. Solamente el cielo y el viento y el agua y el otoño. La miré.

Dije algo, una y otra vez. El salvavidas me miró.

-¿Dónde la encontró? -pregunté.

-Abajo, en la playa, en agua profunda. Es mucho, mucho tiempo para ella, ¿verdad?

Sacudí la cabeza.

-Sí, lo es. Oh, Dios, sí lo es.

Las personas crecen, pensé. Yo he crecido. Pero ella no ha cambiado. Ella es todavía pequeña. Ella es todavía joven. La muerte no permite crecer ni cambiar. Ella es todavía joven. Todavía tiene el pelo rubio. Será siempre joven, y yo la amaré siempre, oh Dios, la amaré siempre.

El salvavidas ató el saco de nuevo.

Pocos minutos después, yo paseaba solo por la playa. Encontré algo que verdaderamente no esperaba.

-Este es el lugar donde el salvavidas descubrió su cuerpo -me dije a mí mismo.

Allí, al borde del agua, permanecía el castillo de arena, sólo a medio construir. Tally y yo solíamos hacer castillos. Ella, medio. Y yo, medio.

Lo miré. Allí era donde habían encontrado a Tally. Me arrodillé junto al castillo de arena y vi las pequeñas huellas de pies que procedían del lago y que volvían al lago de nuevo... y no retornaban nunca.

Entonces... me di cuenta.

-Te ayudaré a acabarlo -dije.

Así lo hice. Construí el resto del castillo muy lentamente y luego, levantándome, me di la vuelta y me alejé para no ver cómo se desmoronaba en las olas, como todas las cosas se desmoronan.

Volví por la playa hacia donde una mujer extraña llamada Margaret me esperaba, sonriendo..."

Ser un caprichoso

Ser un caprichoso

Explica Xoel Lopez en una entrevista…, bueno comentar que Xoel Lopez es Deluxe y que Deluxe es un proyecto de Xoel Lopez (ya estáis presentados). Pues Deluxe, súper recomendable (hacerme caso), acaba de sacar nuevo disco que se llama Reconstrucción y son 16 canciones sobre la perdida, el dolor y la reconstrucción después de eso (de ahí viene el nombre, claro).  

Bueno, pues Xoel dice una frase muy interesante:”…(La vida) es aprender a vivir, aprender que la vida son las cosas buenas y malas, que uno no siempre tiene lo que quiere. Vivimos en una sociedad en la que estamos muy mal acostumbrados a tenerlo todo en cualquier momento y, quizás, nos hacemos un poco caprichosos.”

Me ha gustado mucho porque nunca he pensado que fuera nada caprichoso, al contrario. Pero algo de razón tiene, deberíamos aceptar que uno no puede tenerlo todo en la vida. Deberíamos tenerlo en cuenta pero, a pesar de eso, ser algo inconformistas.

De aviones y los doctores...

Ayer, volviendo a Barcelona desde Madrid (por temas de trabajo no os creáis que estaba de vacaciones); bueno pues eso, ayer en el avión de regreso oí por la megafonía del avión que decían una frase que solo había oído en las películas: “hay algún médico presente entre los pasajeros del avión”. Todo el pasaje se miraba entre sí y se levantaba intentando ver qué pasaba. En unos segundos una chica de veintipocos años fue para allí y luego le siguieron dos más (2 jóvenes). Nada al final, un mareo y poco más. Pero no deberían los asistentes de vuelo (por no llamarlos azafatos o azafatas) tener nociones de asistencia médica, desconozco si los tienen, pero me lo plantee.

Bueno lo que me dio que pensar fueron dos cosas; primero es la obligación del médico a ser medico toda su vida, en un avión, en un bar, en la calle, a las 7 de la mañana volviendo de fiesta,… Supongo que todas estas horas no estarán retribuidas como extras, pero no deja de sorprenderme. Supongo que el código deontológico ese será un tipo de secta súper poderosa que te obliga a hacer el bien todos los días del resto de tu existencia. Lo segundo es donde acaba el punto de obligación moral (o medica o social o la que sea) y donde empieza la curiosidad. Me explico, después de la primera chica que fue, los otros dos que iban a hacer, ok a ayudar, pero no irían un poco a ver qué pasaba. Porque estoy seguro que la mitad de los que me acompañaban hubieran pagado por ser médicos en ese momento, no para ayudar, sino para ver quien se moría.

Después que entre un grupo de 180 personas haya 3 doctores significa que si extrapolamos este dato a cualquier situación (vale, ya sé que no es muy científico, pero yo tampoco lo soy), nos da que el 1,66% de la población de España estudio medicina con lo que hay un médico por cada 60 personas. No es un porcentaje muy alto, pero que queréis que os diga a mí ya me va bien. ¿Por cierto hay algún médico entre los lectores?

Romperse un brazo

Romperse un brazo

Hoy en día resulta más fácil tratar los síntomas que las causas. Sobre todo cuando tiene que ver con cosas tan poco físicas como son los aspectos psicológicos (estados de ánimo, emociones, salud mental, etc.…)

Todos buscamos una solución rápida que nos haga olvidar los problemas, un atajo. Pero hay una pega los problemas no se solucionan, sino que se acumulan.

Si un buen día te partes el brazo y no lo sabes, un Gelocatil te aliviara un poco los síntomas. Lo ideal sería anestesia y si el médico te lo indica pues de puta madre, porque la verdad es que es una putada romperse un brazo. El problema es que vas a seguir con el hueso roto y estar tomando Gelocatiles el resto de tu vida no va a ayudar a solucionar nada, bueno solucionará la vida de la farmacéutica, pero ese es otra historia. Lo que deberíamos hacer es ir a la consulta de un especialista que nos mirase el brazo, nos lo pusiese en su sitio (con el dolor que esto conlleva) y cumpliéramos los plazos de reposo y después de recuperación.

El problema es que la mayoría de las veces ni te has enterado de que te rompiste el brazo. El segundo problema es que preferimos seguir tomando Gelocatiles.

Sobre las rayas...

Uno de las cosas que más se me echa en cara es que soy un poco rayado (bueno, sin el poco). Puede que si, pero para mi eso es lo normal, lo que todos tendrían que hacer. Me explico…

Supongo que a todos les asaltan preguntas del tipo: “¿Por qué yo?, ¿qué hay después de esto?, ¿qué será de nosotros?, ¿quiénes somos?, ¿de donde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿habrá que pagar peajes en el trayecto?, si seguro que a todos nos asaltan estas cuestiones, pero a mi siempre se me atragantaron.

No me creo un filósofo, me parece que suena un poco arrogante y yo la verdad…, tampoco doy para mucho. Además, como he dicho, creía que todo el mundo se planteaba las mismas preguntas, pero resulta que no. Lo que realmente se pregunta la mayoría son dudas del tipo: ¿llegaré a final de mes?, ¿voy al cine a ver Casi 300 o Las hermanas Bolena?, ¿me queda un buen culo con estos tejanos?, lo paradójico es que son felices los cabrones…

Hoy en día naces, vas al colegio y luego, estudias o no, pero seguro que después toca trabajar, te casas, te compras un piso y lo pagas durante 40 años. Después de pagarlo te jubilas, juegas a la petanca un tiempo y te mueres. El mundo funciona solo y dicen que lo hace bien. Así que lo único que nos queda es comprarnos un coche guapo, una tele de plasma que te cagas e ir a la moda. Un día el espíritu acaba por rebelarse y el resultado es que te sientes vacio como las calles del día 1 de enero.

Recibir un golpe emocional no es la condición necesaria para perder el sistema de referencias; hay personas que lo sufren ante la muerte de los padres, o un accidente de tráfico, o quedarte parapléjico montando en bici. Si eres lo suficientemente inestable, te bastara con un golpe emocional, y entonces te das cuenta de que tienes mucho trabajo contigo mismo.

¡Piensa! A todas horas, te cambiará la vida.

Sobre meteorología y demás...

"Nunca llovió que no parase."

                                       Leído por ahí